viernes, 25 de septiembre de 2009
jueves, 24 de septiembre de 2009
Carlos Santana

Carlos Santana
Apareció en 1969 como una sorpresa para los asistentes del festival de Woodstock. Carlos Santana tiene una carrera musical que ya pasa los treinta años y en los que ha combinado el blues, los ritmos afrocaribeños, rock and roll y su estilo único de tocar guitarra. Fue uno de los primeros artistas en fusionar ritmos de diversos orígenes, inclusive antes de que se empezara a hablar de Música del Mundo.
Carlos Santana es un verdadero virtuoso de la guitarra, además de líder de una banda musical que lleva su apellido. Desde 1966 ha vendido más de 30 millones de álbumes y se ha presentado ante 13 millones de personas.
Nació en 1947 en Autlán de Navarro en México. Hijo de un violinista de mariachi, pronto siguió los pasos de su padre y empezó a tocar en su agrupación por las calles de Tijuana. Pronto cambió de instrumento cuando escuchó blues y rock en la radio.
A inicios de los años 60 su familia se había mudado a San Francisco, Estados Unidos en donde Carlos haría el primer intento de armar su grupo en 1966, "The Santana Blues Band". Cuando se presentó en Woodstock en 1969 ya estaba formado por sus miembros titulares Carlos Santana, Gregg Rolie, David Brown, Mike Carabello, José "Chepito" Areas, y Michael Shrieve en la batería. La presentación en el festival de rock más emblemático de la historia fue sorprendente, dejó a la audiencia fría de la impresión y tan caliente por la agrupación que cuando salió su primer disco, Santana, en octubre de ese año llegó rápidamente al número uno. De ese disco se extrajeron "Jingo" y "Evil Woman".
Su fama aumentó cuando el disco y la película del festival se hicieron públicos en 1970. Fue el mismo año en que el disco "Abraxas" hizo que "Black Magic Woman/Gypsy Queen" y "Oye Como Va" estuvieran arriba en las listas. Su popularidad se mantuvo con "Santana III", además de que era reconocido en los ambientes escondidos de la música, también por la música popular, obtuvo discos de oro, sencillos convertidos en éxitos y un sonido único que mezclaba lo latino, el jazz y el rock.
En 1972 Santana entró en una etapa meramente experimental con el disco "Caravanserai". Por otra parte, además de trabajar con su banda con los discos "Amigos" (1975), "Festival" (1976), "Moonflower" (1977) y "Sebop!" (1981) que fueron bastante latinos, empezó a tocar con el guitarrista John McLaughlin, el percusionista Airto Moreira, el bajista Stanley Clarke, el tecladista Herbie Hancock y el baterista Billy Cobham en un proyecto de Jazz.
En 1988 presenta "Viva Santana" una compilación de éxitos que resumían su carrera, producción que revisó y supervisó personalmente. Dos años después, terminó su relación de 22 años con Columbia Records. Pasó a Polygram en donde grabó "Milagro" (1992) y "Sacred Fire-Live in South America" (1993). Nuevamente, cambió de sello grabador y se mudó para Arista -antigua Columbia- (para el que acaba de renovar) en donde protagonizó una de las reapariciones más impresionantes con el disco "Supernatural" que vendió 21 millones de copias, además de colocar en el número 1 a "Smooth" y "María, María". El disco barrió en la 42ª, entrega de los Grammys cuando se llevó la Canción del Año (Smooth), Álbum del Año, Mejor Canción Pop en Colaboración, Mejor Pop Instrumental (El Farol), la Mejor Actuación en Rock, el Mejor Rock Instrumental ("The Calling", con Erick Clapton), Mejor Actuación Rock (María, María).
"Uno puede sentir las manos de Dios en esto", dice. "Normalmente, cuando uno hace un disco con tanta gente talentosa no hay ataduras o cohesiones. Pero en Supernatural, todos los participantes desde los músicos hasta los ingenieros entendieron las intenciones, motivos y propósitos de hacer este CD. Todos dimos en el blanco".
Acaba de sacar su "Shaman" un nuevo disco en el que añade a su estilo la colaboración y el talento de otros músicos.
Guatemala,18 de marzo de 2009
Carlos Santana es el más grande de Viña del Mar
Sólo un desacierto tuvo el guitarrista Carlos Santana cuando la noche del miércoles se presentó ante el público de la quinta vergara en Viña del Mar; se equivocó de gentilicio al saludar. Pero con todo su talento llegó a hacer de su presentación el espectáculo más brillante y completo hasta la fecha, de la quincuagésima edición del Festival Viña del Mar, transmitido en vivo por la cadena A&E y TV Chile. Con casi dos horas de actuación, consiguió poner nerviosos a los presentadores del certamen, que tras entregarle las antorchas de plata y oro vieron como el guitarrista seguía rascando frenéticamente las cuerdas de su guitarra, transformadas ya en un apéndice de sus brazos, sin ninguna intención de detenerse. El público fue difícil de saciar.
Carlos Santana

De la música a la espiritualidad
El ganador de 10 premios Grammy arribará al país en marzo.
(Entrevista a Carlos Santana)
POR VIVIANA RUIZ
FOTO: ARCHIVO
De él se dice que es uno de los mejores guitarristas de la historia. Se autodefine como aire y agua. Carlos Alberto Santana Barragán visitará por segunda vez Guatemala, para ofrecer un concierto en el estadio Mateo Flores, el 17 de marzo, en el que promete no decepcionar como lo hizo aquella vez (1973), cuando interpretó un nuevo disco y no sus más famosas canciones, como el público se lo pedía. Eso fue lo que prometió durante una entrevista que desde San Francisco otorgó a Revista D y en la cual volvió a reiterar su postura de abandonar la música para convertirse en ministro religioso.
“Creo que con mi primera presentación no quedaron muy satisfechos. Pero en este nuevo concierto interpretaré de todo. Sé que la gente espera oír ciertas cosas, y las voy a tocar, pero también tengo pensamientos que deseo compartir”, dijo el mexicano de 61 años.
Este músico se ha volcado a la religión para sobrellevar sus momentos más difíciles, incluyendo su divorcio. El año pasado, Santana y Deborah King decidieron dar fin a una relación de 34 años que tuvo como fruto tres hijos. Santana quiere servir a su fe, convirtiéndose en cura de una iglesia en Maui, Hawai: “Voy a dejar de tocar cuando tenga 67 años, y trabajaré en lo que realmente quiero hacer, ser cura, como Little Richard”, aseguró.
Pero además de Dios y su fe, en la conversación que sostuvimos, el artista también ofreció consejos a quienes deseen aventurarse en el mundo del espectáculo y aquellos que desean formar un hogar para toda la vida. Pues aunque él no lo logró, aún cree en eso que llaman amor.
¿Por qué tantos años para regresar a Guatemala?
Eso se lo voy a preguntar a Dios, ¿por qué dejó pasar tanto tiempo sin darnos la luz pa´ir? Yo nomás sigo la luz, cuando me da verde, ahí voy.
¿Por dónde piensa que debería transitar la música de Latinoamérica para llegar al gran mercado, sin caer en clichés latinos?
Creo que si te concentras en ser como el viento y el agua serás pa´ todos. Porque lo que he aprendido es que Dios hizo el mundo redondo, para que todos y todas podamos estar en el centro de la arena. Cuando yo toco no represento nomás a México, represento a toda la familia humana. Todos somos hijos de Dios, nos hizo de la misma luz. Esta pregunta te la aprecio, porque si la gente cree que es pollo, pues se comporta como pollo. En mi caso, creo que soy multidimensional, como los indios de Estados Unidos, que piensan que puedes transformarte en un coyote o en un oso. Tengo 61 años y sé que puedo compartir el escenario con cualquiera, porque me presento para complementar, no para competir. No pienses en un techo chiquito, piensa que el cielo es tu meta. Ese es mi consejo para todo aquel que quiera aventurarse en cualquier cosa.
¿Cómo divide su viaje interior a la música, a lo largo de su vida?
Mi música es una extensión de lo que yo siento. Y siento que Dios me ama mucho y tengo que compartir ese amor con la gente.
¿Cómo clasifica las etapas de su desarrollo musical?
Una cosa normal y natural. Yo me identifico con el aire y con el agua.
¿Dónde estará Santana dentro de 10 años?
Quizá en Maui, Hawai, tocando la música de Bob Marley. Quiero hacer una transición de músico a ministro de luz. Quiero tener una pequeña iglesia.
Ministro de iglesia…
Sí, en este mundo la religión y política son como Pepsi Cola y Coca Cola. Lo que uno necesita es tener una relación más personal con la luz de tu propio corazón. Ahí es donde está Dios y la Virgen que tú quieras. Tu contacto debe ser con un Ser Supremo, y eso es lo que intentaré con mi iglesia.
¿A qué se debe la decisión de dejar la música, a su reciente divorcio o al problema que tuvo cuando era niño?
Cambié cuando me di cuenta de que no soy lo que me pasó. Por ejemplo, muchas mujeres, hombres y niños han sido violados, y uno cree que crece chueco de forma mental. Pero es importante verse en el espejo y observar la chispa que tienes en los ojos. Yo todavía tengo inocencia y pureza, y lo que me pasó no es lo que soy, porque mi cuerpo es solo una extensión, es como una computadora, pero la luz es realmente quien eres, y a ésta nada ni nadie la puede molestar ni echarle tinta negra, ni nada. La luz de tu ser es eterna. Para mí fue importante compartir con mis hermanos eso que me pasó, para que no crezcan como miserables o como villanos; hay que soltar esas cosas. Perdonar y perdonarse. Dejarle todas las cosas y caminar derecho y con mucha luz en los ojos. Comprende que nadie puede echarte basura.
¿Ahora su música está dirigida a esto; es decir, a la espiritualidad?
La mayoría, sí, porque me encanta iluminar los corazones y la mente de la gente.
¿Cuál es su visión del mundo?
Creo que está despertando. Quiere alejarse de los miedos, porque nomás hay dos dimensiones en este mundo: amor y miedo. Éste viene de muchas formas. El amor, de una sola manera. Nomás abraza y transforma.
¿Qué lo distingue de otras personas?
Tengo un poquito más de valor para decir lo que siento sin preocuparme de las consecuencias. Porque mucha gente no habla de religión, no habla de espiritualidad ni de cómo mejorar el mundo, porque nomás piensa que puede perder público. Yo no vine para ser famoso ni ser rico. Mi misión es decirle a la gente que no se separe de Dios.
¿Hay algo que quiera borrar de su vida?
Ahh. Sí, lo hago todos los días; es como afeitar a un cactus. Todos los días hay que afeitar el cactus, porque el enemigo más grande que uno tiene es uno. Nadie te va a criticar y castigar más que tú. Nadie. Porque tú tienes más experiencia para saber cómo sabotearte.
¿Su relación sentimental fue muy sólida?
Sí. Los dos hicimos un esfuerzo para complementarnos y aceptarnos tal y como somos. En el amor, si yo soy una jirafa, ella no puede cambiarme para que me transforme en un hipopótamo. Un matrimonio yo no lo veo como un sacrificio, sino como dos manos. Se necesita de ambas para hacer un adorno de flores. Si tú piensas que te estás sacrificando, te vas a divorciar. Cuando tú te enamoras no ves si él o ella se lavó los dientes o si los zapatos no se los ha limpiado; nomás le ves los ojos y sientes que estás enamorado, porque cuando uno está así jamás critica. Para enamorarse se necesita mucho valor, porque uno tiene que estar vulnerable.
¿Hay algo a que le tema?
No. Antes tenía miedo de no quedar bien con Dios, pero ahora veo que eso es imposible, porque Él me hizo bueno. Yo quiero que mis intenciones, motivos y propósitos sean como una flecha y le pegue a lo mejor, para la vida, la tierra y la gente. Por esto estoy donde estoy.
¿Cómo se desenvuelve como padre soltero?
De forma normal y natural. Cuando estaban chiquititos mis hijos me veían como su dios. En su adolescencia yo fui lo peor (risas). No confiaban en mí, les daba vergüenza caminar a mi lado. Pero ya regresaron. Es un círculo que todos lo hacemos. Después de un tiempo todos llegamos a comprender lo buenos consejos que nuestros padres o abuelos nos han dado.
Perfil
Nació en Autlán de Navarro, México, donde existe ahora una calle y plaza pública con su nombre.
Es hijo del maestro José Santana, el fallecido violinista de mariachi que dirigiera varios grupos en México y en Estados Unidos.
Carlos tomó clases de violín a la edad de 5 años. Sin embargo, fue varios años mas tarde, cuando su familia se trasladó a Tijuana, que inició su relación con la guitarra, una relación que duraría toda la vida y que lo convertiría en uno de los máximos exponentes musicales.Como miembro del Rock and Roll Hall of Fame, Santana ha vendido más de 90 millones discos, y ha actuado para más de cien millones de personas.
Ha ganado 10 de Grammy, nueve de éstos para la disquera que lo apoyó en un singular proyecto para su trigésimo sexto álbum: Supernatural (1999), cuyas ventas sobrepasan los 25 millones de discos.Los boletos para asistir al concierto se encuentran a la venta en puntos Todoticket. Admisión: Q750, platinum numerado; Q500, VIP numerado, y Q200, tribuna.
Carlos Santana

Carlos Santana trae su luz
POR ALFREDO VICENTE
“Yo vengo con mi música a decirles y recordarles que primero somos luz y que somos capaces de hacer milagros”, expresó en conferencia de prensa Carlos Santana, quien esta noche ofrecerá un concierto en el estadio Mateo Flores.
“Así como una mujer llora y se ríe cuando da a luz un bebé, hay música de John Lennon, Bob Marley, Bob Dylan, y otros músicos, que cuando la oyes se te paran los pelos y empiezas a llorar, sin saber por qué...”
El legendario guitarrista de origen mexicano y ganador de premios Grammy, dijo que le conmovió mucho la noticia del asesinato de tres jóvenes en la zona 18, uno de los cuales era violinista y anuncio que a ellos estaría dedicada la presentación.
Santana respondió las preguntas de algunos periodistas en el Grand Tikal Futura Hotel, y dijo sentirse contento y honrado de estar en la Tierra del Quetzal. Además de felicitar a los guatemaltecos por el reciente descubrimiento arqueológico en El Mirador, Petén, el músico reiteró su deseo de realizar este año un concierto en Cuba. Se mostró reflexivo, humilde, inspirado, pero a la vez tajante con algunos “comunicadores” que pretendían desviar la atención hacia ellos: el artista supo tomar su lugar y prosiguió el encuentro con la prensa, del cual surgieron las siguientes frases:
“Esta gira es una invitación a que reconozcas, mujer o hombre, que somos capaces de decirnos todos los días uno al otro, 'tu luz es solo lo que veo, y es un reflejo de la luz en mi'”
“Así como una mujer llora y se ríe cuando da a luz un bebé, hay música de John Lennon, Bob Marley, Bob Dylan, y otros músicos, que cuando la oyes se te paran los pelos y empiezas a llorar, sin saber por qué...”
“Es importante que sepamos de dónde venimos y hacia dónde vamos, para no cometer los mismos errores”
“Cuando me presento a los Grammy o los Oscar nunca entro por la alfombra roja. Lo hago por la cocina, para darle valor y triunfo a los que sirven y cocinan, porque soy igual a ellos”
“Mañana (hoy) cuando toque, la canción que más puedo ofrecer de mi corazón es Samba pa ti, para todos ustedes, muchas gracias”
“Hay mucha gente que tiene todo su cuerpo pero no sabe que hacer con él. Tú sabes qué hacer con el tuyo y te doy el respeto más grande que puedo ofrecerte, mi gratitud pura y completa”
Santana, al recibir un cuadro de María Eugenia Nájera, conocida artista guatemalteca que pinta con los pies.
Carlos Santana

Carlos Santana cautivó a miles de guatemaltecos
POR GUSTAVO MONTENEGRO
Ante un público que abarrotó el estadio Mateo Flores, el legendario guitarrista mexicano Carlos Santana cautivó a los asistentes al concierto que ofreció anoche, en el cual demostró su carisma desde el escenario.
“Lo único que traigo es luz, y todos ustedes tienen luz”, fueron las primeras palabras que Santana expresó, e hizo vibrar los corazones de los asistentes.
Los espectadores, quienes llegaron varias horas antes al concierto, aplaudieron a Santana, quien agregó: “Dios los bendiga... También vamos a saludar a la parte femenina de Dios”. En ese momento, las mujeres gritaron emocionadas.
El artista refirió: “Ustedes tienen algo que, si no lo comparten, no van a estar contentas”, lo cual arrancó carcajadas generalizadas.
La velada continuó con la interpretación de éxitos como María María y Black Magic Woman. Casi al final del concierto, interpretó Samba pa’ Ti.
Acompañado por 10 músicos que derrochaban experiencia y ritmo, el artista puso a bailar a gran parte del público, que incluso se paró en las sillas.
Entre la multitud se podían distinguir banderas de Honduras, Guatemala y El Salvador.
Los espectadores premiaron con ovaciones, silbidos y aplausos la interpretación de solos musicales que el artista ejecutó con varias guitarras, las cuales intercambió a lo largo del concierto.
El escenario, con tres pantallas gigantes, era sobrio, pero con una iluminación deslumbrante.
Se proyectaron tomas en vivo, así como su presentación del festival de Woodstock organizado en 1969.
Carlos Santana

Diez razones por las cuales el concierto de Santana fue excelente
POR ALFREDO VICENTE
Las sonrisas de satisfacción del público son miles de razones para afirmar que el concierto de Carlos Santana en Guatemala fue todo un éxito, la noche del martes.
Sin embargo, he aquí 10 aspectos clave que convirtieron la presentación del guitarrista mexicano en un evento difícil de superar:
1. Factor Santana: El artista tuvo un desempeño magistral durante las casi tres horas que duró el espectáculo: las imágenes que evocan su carrera añadieron un componente emotivo.
2. Escenario sobrio: El conjunto de artistas en escena se vio iluminado de una manera deslumbrante y coordinada.
3. Varias generaciones: Desde niños hasta abuelos, todos aplaudieron y se emocionaron con la música.
4. Virtuosismo: Solos, improvisaciones, velocidad y resistencia, refrendaron la fama de Santana,
5. Humildad: El legendario músico cedía el espacio a sus talentosos músicos.
6. Lo mejor, de último: Los éxitos más conocidos se mezclaron con piezas menos conocidas para llevar el cierre a un momento cumbre.
7. Mensaje de paz: el artista compartió sus convicciones espirituales, las cuales crearon una atmósfera de armonía.
8. La gente dijo: “Hubiera pagado el doble y hubiera estado igual de satisfecho”
9. Sonido vibrante e interpretaciones fieles, a pesar del paso del tiempo.
10. El público se identificó a plenitud con el artista.
lunes, 21 de septiembre de 2009
THE BEATLES El vértigo de su trayectoria

Después de cuatro años de trabajo sobre las grabaciones originales, finalmente salieron las versiones remasterizadasde los discos de los Beatles. ¿Se escuchan mejor? ¿Es cierto que es como haberlos escuchado hasta ahora a través de un vidrio? ¿Revelan detalles, arreglos y sonidos que se perdían? Después de la monumental campaña de prensa que fue su lanzamiento (en 1987, su edición en formato digital le dio un empujón millonario a la emergente industria del CD, y hoy vuelve a llenar las arcas de una industria en contracción), Radar se sentó a escucharlos. Estas son las respuestas.
Por Rodrigo Fresán
Los Beatles son la infancia. Me explico: los Beatles no son sólo mi infancia y la de tantos otros (nací en 1963 y puedo afirmar que su música fue el colorido soundtrack de los primeros y decisivos años de mi vida y sigue resonando, aquí y allá y en todas partes, como si el tiempo no pasara) sino que, además, son la infancia en sí misma.
La infancia que no pasa y que se renueva una y otra vez y uno se la pasa escribiendo sobre los Beatles como alguna vez escribió sobre esa vaca fundamental y eterna y amiga que no deja de darnos carne y leche.
UNO
La carrera de los Beatles –tantos discos y tantas canciones registradas en poco más de siete años de estudio y estudios– tuvieron y tienen y mantendrán por siempre esa inequívoca voracidad infantil: el impulso de pasar al frente para gritar, las ganas de comerse el mundo, de digerirlo, de cambiarlo para siempre como quien parte una manzana verde en dos mitades y procede a masticarla sonriendo.
El vértigo de su trayectoria, su recta y eufórica conquista del planeta, la melancólica alegría que demuestran –incluso, en ese medley final de Abbey Road, cuando las cosas ya estaban torcidas y se impuso el inevitable deseo de empezar a jugar solos, a otras cosas o con otros compañeritos– se me hace inseparable de la época en que todo parece sonar como nunca sonó ni volverá a sonar.
Y lo más asombroso de todo: los Beatles –que fueron la juventud en sincro con ellos para la generación de mi padres, que creció y envejece y comienza a morir con ellos– siguen siendo la infancia de los míos. Y siempre me extrañó que, entre tanta recopilación y Anthology a ninguno de ellos se les haya ocurrido proponer un All Together No
w: The Beatles Sing for Children y meter allí tracks como “Ob-La-Di, Ob-La-Da”, “Cry Baby Cry”, “Yellow Sumarine”, “Maxwell’s Silver Hammer”, “The Continuing Story Bungalow Bill”, “Drive My Car”, “For the Benefit of Mr. Kite”, “Octopus’s Garden”, “Blackbird”, “Piggies”, “Mother Nature’s Son”, “Penny Lane”, “Birthday”, “Good Day Sunshine”, “Here Comes the Sun”, “
Hello, Goodbye”, “Good Morning Good Morning” o “Good Night”.
Los Beatles –a diferencia de Bob Dylan y de los Rolling Stones– no se arrugan. Los Beatles, en cambio, son siempre jóvenes. Los Beatles se “acabaron” para no dejar de ser alrededor de sus treinta años luego de una década de actividad profesional y ahí siguen estando. Y quienes se añejan hoy son, apenas, un señor llamado Paul McCartney (quien ahora resuena como el más inventivo y melodioso bajista de todos los tiempos) y otro llamado Ringo Starr (cuyos redobles en “Strawbery Fields Forever”, su entrada en “A Day in the Life” y su único y breve y perfecto solo en el arranque de “The End” bastan y sobran para caer de rodillas frente a su batería). Y, al otro lado pero por siempre aquí, la voz de navaja derritiéndose del surrealista ácido John Lennon y la sombría calidez del místico George Harrison quien, cuando una vez le preguntaron “¿Cómo es ser un Beatle?” respondió: “¿Cómo es no ser un Beatle?”.
Los Beatles son como Peter Pan y nosotros somos el retrato de Dorian Gray de los Beatles.
Y, aun así, mientras nos vamos deshaciendo, seguimos disfrutándolos como chicos.

DOS
Y puede argumentarse un mayor peso poético y una personalidad mucho más interesante en la figura del ya mencionado Dylan. O una mayor habilidad poética y una flema satírica y un mundo más personal en la obra de Ray Davies y The Kinks. Pero los Beatles tienen una intensidad sónica que jamás tuvo ninguno de ellos (a no olvidarlo: los Beatles contaron y sumaron con un tal George Martin, algo así como un Alfred con superpoderes) y una vocación por el experimento y la metamorfosis jamás superada ni igualada.
Los Beatles –para bien o para mal– patentaron la desde entonces casi obligada compulsión pop de transformarse sin cesar, de no quedarse quietos, de ver más allá. Alcanza,hoy, arrastrados por esta nueva marea revisionista, con observar en fotografías o filmaciones el constante y desenfrenado cambio en sus modales y looks. O volver a maravillarse con Rubber Soul y Revolver y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, que ofrecen la versión definitiva del pop que se hacía entonces a cargo de cuatro músicos encajando las piezas de un rompe/arrasacabezas perfecto rematando con esa cumbre apocalíptica del presente que es “A Day in the Life”. O encandilarse con la blancura de The Beatles, que muy bien 10 puede entenderse y decodificarse como manual de todo lo que vendría incluyendo punk, heavy-rock, folk-pastoral, new wave, grunge, alt-country, indie, vanguardismo snob y, seguro, la tendencia de moda que se impondrá en el 2010, sin por eso privarse de parodiar cálida pero afiladamente a varios de sus colegas y –I’ve got blisters in my ears!– cómo grita ahora “Helter Skelter”. O escuchar las primarias y primales “She Loves You” o “I Want to Hold Your Hand” y comprender que son el equivalente a esas pinturas rupestres en las paredes de Altamira en las que alguien como Picasso supo ver el núcleo irreducible de la inmortalidad, de lo que no pasa ni pasará jamás de moda, de lo clásico coexistiendo con lo moderno y anulando la idea que tenemos del tiempo.

TRES
No conforme con todo ello –ya lo dije muchas veces– los Beatles inventaron, también, el hecho de separarse luego de subirse a tocar a los techos de Londres (intenten elaborar una lista de videoclips con bandas tocando en techos –de Amaral a U2– y comprenderán que les faltará tiempo para incluirlas a todas). A Mick y a Keith, pupilos destinados a repetir de grado y a la repetición perpetua de una o dos gracias, no les quedó otra que conformarse con –como esos matrimonios que ya no pueden verse pero temen al que dirán y a quedarse sin recursos– inventar el recurso de seguir juntos para siempre.
Y ahora –luego de recopilaciones en rojo y azul, grabaciones live, documentales, descubrimientos arqueológicos de demos y variaciones, breves reuniones con fantasma incluido, reposiciones con honores de sus películas, colección de singles triunfales, clonación desnuda pero ya corregida y retocada de Let It Be, espectáculo circense y hasta video-game interactivo– llega una nueva resurrección. Beatles For Sale! Remasterizados. Limpios. Refulgentes. Cósmicos. Todos juntos ahora dentro de una caja que –nada es casual– recuerda a ese monolito de 2001: A Space Odissey al que le rinden culto hombres prehistóricos y astronautas futuristas. Aquí está: el sonido del sonido del que ya habíamos tenido un avance con el relanzamiento de Yellow Submarine y el estreno de Love.
Me gustó lo que escribió y describió al respecto el especialista Diego Manrique: “El equivalente a entrar en una habitación particular en la que unos profesionales hubieran movido levemente los muebles y sacado brillo a la decoración”. Y así es. Una sensación rara. Como un feliz y desconcertante mareo. Como una caricia con modales de bofetada (o viceversa). Como un déjà vu con retoques de lo tantas veces experimentado (y hasta hay momentos de ligera irritación porque se siente que nos están metiendo el dedo en el tímpano de nuestra memoria; la misma perturbación de ver por primera vez la Capilla Sixtina restaurada con sus colores como alguna vez fueron) pero que mantiene, inmaculado, su genio central e inamovible.
De aquí a unos años, seguro, habrá otra mutación con la excusa de una nueva tecnología. Lo leeremos mañana en las noticias, oh boy. La posibilidad de que los Beatles estén en el aire y ya no se los oiga sino que se los respire y llenen nuestros pulmones. O los Beatles como una droga inyectable que correrá directamente hasta nuestro corazón y cerebro.
Quién sabe, qué importa.
Aquí y ahora, esta nueva invasión de los Fab Four los convertirá, dicen, en los artistas más vendidos en lo que va del tercer milenio. Y, a cuatro décadas de “The End”, en los mejores maestros de tantos “nuevos beatles” (que van de la nobleza y sofisticación de Crowded House a la torpe vulgaridad de ese espejismo llamado Oasis) y, en el momento de sacar promedios y comunicar calificaciones, en los mejores alumnos de sí mismos. Alfa y Omega y estaciones intermedias y tomorrow always knows.
Y me acuerdo de aquella pregunta que le hicieron a John Lennon –“¿Cuándo volverán a juntarse los Beatles?”– y de la respuesta que dio Lennon: “El día que tú vuelvas a la escuela”.
Bueno, ahora volvemos otra vez.
Ahora –a través del universo, en nuestra vida– vuelven los que nunca se fueron.
Creen en el ayer, sí.
Pero el futuro les pertenece.

sábado, 5 de septiembre de 2009
algo de James Douglas Morrison

James Douglas Morrison nació el 8 de diciembre de 1943 (37 años después moriría asesinado John Lennon), a las 11:55 a.m., en Melbourne, Florida. Su
carta astrológica lo hace un Sagitario con ascendente en Acuario, la Luna en Tauro y Venus en Escorpió
Fue el primer hijo de George Stephen Morrison, quien llegaría a ser capitán de la Marina, y Clara Clark Morrison, quienes tuvieron además a una niña, Anne, y otro varón, Andrew.
Los Morrison vivieron los años de infancia y adolescencia de Jim como verdaderos nómadas, debido a los deberes del almirante Morrison, por lo que el joven Jim aprendió a ser poco apegado a los bienes materiales y al afecto de las personas. Entre las múltiples escuelas a las que asistió están el St. Petersburg Junior College y la Florida State University. Su carrera académica culminó en la UCLA en 1965, donde recibió el grado de Bachiller en Bellas Artes con especialización en cine. Uno de sus compañeros de generación fue Francis Ford Coppola, quien después usaría una de las canciones de Jim en su película Apocalyse now.
En el verano de ese año, consiguió el único trabajo pagado que tuvo en toda su vida: cantante de The Doors, en el que permaneció hasta marzo

de 1971, cuando se fue a vivir temporalmente a Paris, donde falleció en circunstancias misteriosas el 3 de julio de ese año (en la misma fecha, pero dos años antes, había fallecido Brian Jones, de The Rolling Stones, a quien Morrison dedicó un poema fúnebre). Sus restos están sepultados en el cemen
terio parisino de Père Lachaise, al lado de Oscar Wilde y Honoré de Balzac.
Con The Doors (Ray Manzarek, teclados; Robbie Krieger, guitarra, y John Densmore, batería), Morrison logró el primer lugar de popularidad en Estados Unidos en 1967 con la canción "Light my fire" y, un año después, con "Hello, I love you". En 1969, fue llevado a juicio en Miami, Florida, por supuesta exposición de genitales en público durante un concierto. Aunque fue exonerado de los cargos iniciales, se le declaró culpable de conducta pública impropia.
A partir de este incidente, los promotores de conciertos evitaron contratar a The Doors y sus presentaciones fueron esporádicas. No obstante, en 1970, ofrecieron tres actuaciones en la Ciudad de México en un centro nocturno llamado El Forum. Su última actuación pública fue en el Festival de la Isla de Wight, Inglaterra. No obstante, Morrison sirempre se consideró antes que cantante, poeta, y como tal, publicó, en vida, los libros The Lords, The New Creatures y An American Prayer; después de su muerte, los padres de Pamela Courson, su amante y titular de los derechos de publicación de sus obras, editaron dos libros de poesía a partir de los cuadernos de apuntes de Morrison.
En 1979, Jerry Hopkins y Daniel Sugerman publicaron una biografía no oficial de Morrison que fue un gran éxito de ventas. En 1991, el director Oliver Stone realizó una película sobre la vida de Morrison que fue duramente

criticada y se le acusó de poca objetividad y tergiversación de hechos. Finalmente, en 1997 los Doors sobrevivientes pusieron a la venta una caja de cuatro discos en la que incluyeron canciones desconocidas del grupo, versiones inéditas de composiciones conocidas y grabaciones de conciertos en vivo.